jueves, 24 de abril de 2008

Cuento. El silente espacio se extendía

De Pedro Luís Ibáñez Lérida.

El silente espacio, se extendía entre menudos y titilantes destellos, como el altavoz de su respiración contraída y entrecortada. El vaho sobre la luneta, se hacía denso por momentos. Una inesperada lágrima no evitó que el movimiento instintivo de su mano y dedos chocara con la escafandra. El astronauta se inclinó sobre sí mismo y no quiso estar allí.

Pedro luis Ibáñez Lérida. 04-03-08

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