jueves, 24 de abril de 2008

El álamo blanco, desnudo de hojas

De Pedro Luís Ibáñez Lérida.

El álamo blanco, desnudo de hojas

con brotes de la próxima primavera,

se deja picotear por los pardos gorriones.

La brisa de la tarde de marzo, desabrida,

remueve toldos, persianas y macetas,

como alma inquieta y traviesa.

Geranios, crasa, cintas, aralias

se agitan en los balcones agrestes

bajo la claridad adusta.

Hay un rictus de adioses

en la tarde grisanaranjada

Vienen, apenas digo, a mi memoria,

las voces de los que se fueron.

Y creo buscar en ese lugar

la mía dispuesta a no olvidarte.


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