miércoles, 30 de septiembre de 2009

José Antonio Muñoz Rojas. Pervivencia de lo íntimo

De Pedro Luís Ibáñez Lérida.


A la memoria de
José Antonio Muñoz Rojas.

Antequera.
9 de octubre de 1910.
29 de septiembre de 2009.


Reconocernos en la viva palabra que no se somete a la inmortalidad. Pero sí, a la actitud generosa de su lectura; a la contemplación dichosa que rememora; al sencillo y bellísimo gesto de ser cómplices silenciosos de su reflexión.










José Antonio Muñoz Rojas, permanece en el paisaje que contempló desde la Casería del Conde, y que abarca toda su vida. De sus rasgos de poeta y hombre, destacan su elegancia, humildad, sencillez y humanismo. Su obra se ha mantenido de manera discretísma con respecto a generaciones y grupos literarios. Incluidas Antologías y estudios de historia literaria española.

Rechazó en su día, un asiento en la Real Academia de la Lengua.

En sus propias palabras se compila con nítida claridad, la disposición de su ánimo, ajeno a cualquier sentimiento de vanidad "huye el mundanal ruido y sigue la escondida senda"


Para que algo quede de este latir
para que, si alguien quiera mirarme, pueda;

Las amarras desanudan el corazón
para que ágil retorne al infinito.
A veces, extrañamente, la muerte
nos alimenta de cierta belleza,
como asintiendo en su propio ocaso;
tenue asomo entre tanta oscuridad

















Los Poetas estamos para eso
para ofrecerles tránsito a los demás

para que se encaramen sobre nuestros latidos y que divisen


Nace la luz del atavío transparente,
que se agita poderoso y certero,
con el rasgo que se hace milagro.
Esa luz que no deshace el abismo,
y, sin embargo, dispone el alma
desde el otero que yace en soledad.
















A veces lo que tiene sentido no tiene sangre

ese poco de sangre por la cual se muere


El don se aproxima como la memoria,
levedad que arrastra un canto mortecino
que no tiene asiento pero si espacio;
este don hiende el descanso del polvo
como acendrada y fresca lluvia.
en la amarillez sedienta de las siempre vivas.















Todo es ganas de morir de otra manera
ganas de imitar a los río y que la tierra vea
que hay otras aguas y otras penas, y los cielos
contemplen misericordiosameente
nuestras peregrinaciones.


No pisamos la tierra, sencillamente,
somos la voz que se hace carne,
y cuyo aliento bendice el vago existir;
no sabemos, desconocemos la trocha
qué seguir para, quizás, asir
la frágil llama invisible a los ojos.
















Tu oficio, poeta es contemplar,
que todo se te escriba dentro; luego
quizá leer allí mismo, quizá decir a los otros
lo que allí mismo, escrito, tú lees.
Del revés, sin otra piel que ocultar,
sin dobleces, pliegues, bordes o cantos,
abunda ese recogerse en sí mismo,
ese asomarse en la desnudez de la palabra,
y contar que está dentro de ti
no para que seas su lar, sino, más bien, su misterio.













Obras pictóricas de Marc Chagall, Vincent van Gogh,

Pablo Ruiz Picasso, Giorgio Chirico, Salvador dali,
Eduardo Arranz Bravo y Kandinsky

Texto en cursiva extraído del poema de
José Antonio Muñoz Rojas Tu oficio, poeta.

Poemas y texto Pedro Luis Ibáñez Lérida

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