Están los versos cansados,
adormecidas las estrellas
y los te quiero callados.
Estacas en los campos
que acompañan a la aurora,
gorriones que no vienen
y dejan al tilo
en la orilla del arroyo
llorando a solas.
¡Piedad!,
piedad piden a los pasos
las amapolas.
¡Quietud de nada!
¡ Silencio de todo!
Arena añorada
que en respirar
quiere ser mojada,
tormenta del verde
que me frena,
con un dios
que ya sabe,
y el gazpacho maja,
¡Ay guitarra!
¿Dónde estabas?
¡Quietud de todo!
¡Silencio de nada!
Autor:Manuel Márquez
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