De nuevo me toca borrar las huellas,
amputar el discurso y poner mi amor
en el frigorífico, entre el pescado
y la leche. Las sábanas revueltas.
Vaciar mi voz de besos que no te di
y saber que hoy es uno de esos días
en el que el sur me espera sin sonrisa
y mis manos caminan lejos de ti.
Callarme que las cosas importantes
son las que no se dicen, no mirarte
a los ojos para que no me pongas
el alma de gallina y sin más arte:
los cuadros; decir que dejé de amarte
y que en mi pecho no queda tu sombra.
0 comentarios:
Publicar un comentario