Estabas allí,
saltando de isla en isla hasta mi cerebro.
En el fondo del pozo
me llamabas a gritos
con la flor de un idioma desconocido.
Hundidos en el cieno de tu fondo
dos hienas se reían del abandono
y yo, respirando el agua sucia
moría y resucitaba simultáneamente.
La voz de la superficie
tiraba de mí hacia el sol hecho trizas sobre mi cabeza
y un día,
aquel día,
desperté.
saltando de isla en isla hasta mi cerebro.
En el fondo del pozo
me llamabas a gritos
con la flor de un idioma desconocido.
Hundidos en el cieno de tu fondo
dos hienas se reían del abandono
y yo, respirando el agua sucia
moría y resucitaba simultáneamente.
La voz de la superficie
tiraba de mí hacia el sol hecho trizas sobre mi cabeza
y un día,
aquel día,
desperté.
Antonio Muñoz Maestre.14-03-08
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