jueves, 24 de abril de 2008

Tatuajes

Los colores se volvieron
silenciosos,
rutas cuajadas de sorpresas
sobre la camisa desabrochada;
las manos parecían inexpertas
y torpes
cuando, despacio, bajaban
la cremallera de la falda.

Las miradas se confundían
en una,
la ropa se perdía
entre las sábanas
y los tatuajes se olfateaban
inseguros.

Con una mezcla intensa
de deseo y timidez,
colgamos la piel
en la percha
las gafas en la mesilla
junto a las esperanzas.

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