viernes, 27 de marzo de 2009

Cadáver exquisito XXIII

La lluvia aparece inesperada.

El agua limpia los coches.

Los poetas hacen metáforas tristes.

Hacen mentiras bellas,

piadosas verdades a medias

susurradas a oscuras.

El vientre no era fértil.

Estaba hueco desde hacía tiempo

dado que él se marchó aquella tarde.

Ya todo es diferente,

pero en esencia

todo sigue siendo igual.

Pero la cotidianeidad no es monotonía,

sino calor de hogar y pureza

entre tus manos, amor, entre tus manos.

Y en las mías, mi amor, en las mías,

que es donde escondo las curvas de tu cuerpo,

mi amor. Por eso las cierrro y las pego al mío.

Las dejo ahí, como si fuesen manos

entrelazadas, como si fueran piezas de un puzzle

que sigue haciéndose.

Este Cadáver Exquisito fue elaborado Álex Ruiz, Manuel Márquez Rodríguez, Saray Pavón Márquez, Desireé Morales Niza, Lola Herrera y Martín Lucía. Además contamos con la gratísima visita (y colaboración en la realización de este cadáver) del Poeta Juan Orozco, al que agradecemos sinceramente su calidez y complicidad.

1 comentarios:

Jesus Dominguez dijo...

Muy bonito. Un poema precioso lleno de versos geniales.

Un saludo, paisanos

Jesús Domínguez