jueves, 26 de marzo de 2009

Ojos

Es impecable tu ejercicio de mirar
a ninguna parte.
Puntos vacíos deshilachados
en líneas muertas
como hebras de cadáveres resecos.
A día de hoy es impecable.
Ya hace diez años de demasiadas cosas.
La soledad solía ser una persona
que decidía no acudir a tu encuentro.
Pero en ti ha devenido en un ejercicio impecable
que nace y muere en tus ojos.
¿Has medido alguna vez
cuánto aire puede tolerar tu pecho?
¿Cuánta luz tus ojos?
¿Has enfermado alguna vez por no mentir?
Hay poca distancia entre un poeta y un enfermo.
Nunca pediste a tus ojos que no desfallecieran.
Y por ello se han ido deteniendo.
Resuenan latigazos secos en tus cuencas saladas
y tu preocupación única es mirar puntos inciertos
de silueta difusa.
¿Has mesurado vez alguna
cuánta ausencia puedes resistir?
Todo en abundancia atrae el daño.
¿Ha cuestionado alguna vez
cuántos objetos, cuántos cuerpos
podrás evitar con tus ojos?
Has vuelto a hacerlo mal.
Y crees sin embargo que comienzas a sentirte cómodo
en el universo propio del fracaso.
Pero no es cierto.
No miras. No ves. No conoces.
Y así pasarán los días
hasta que creas que fuiste grande
moviéndote cómodamente por los fracasos.
Entonces, en tu plenitud delirante,
fijarás los ojos en un punto,
en un punto exacto
y, creyéndote cómodo, te sorprenderás sin nada,
apenas con hebras de cadáveres en los ojos
que ya han olvidado tu nombre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y ahora qué sombrero me quito si ya me dejaste sin ninguno?

Uf. Tus versos pinchan y enganchan :)

Bibiana Poveda dijo...

Aplaudo estos versos, con toda la fuerza.
Genial,
y me quedo
con la espina de tus palabras.
Saludos desde Argentina!

ML dijo...

Uff,

gracias a las dos.

Pronto habrá un vídeo.
Ojalá os guste!!