Hoy volví a casa después de andar por el mundo durante toda la mañana, me cambié de ropas, me fui a la parcela en cuyas escrituras aparezco como propietario, pero, en verdad te digo, soy yo el que le pertenezco a ella; la tierra no tiene dueños. Me puse a segar con la guadaña. La hierba fresca me regalo sus aromas mientras los pájaros, mi perro y mis gatos, que tampoco son míos, me acompañaban en la siega. Luego me senté en una piedra mientras degustaba frutos que dan estas fechas, todo era silencio, volví a entender, de nuevo, que todo estaba ahí, pegado a la tierra, lo demás sólo es cosa de humanos...
http://manuelmarquezrodriguez.blogspot.com/
0 comentarios:
Publicar un comentario