miércoles, 12 de enero de 2011

Querida dama.

Querida dama:
¿Por qué me haces esto? Desapareces cuando te viene en gana y luego, apareces sin avisar y lo haces, escondida tras las rendijas de mi ventana. Eres como el azúcar, disuelta en un mar de dudas, pensamientos innecesarios y demás tonterías, movida por los vientos de la tristeza. ¿No podrías quedarte conmigo para siempre?
Te busco pero no te encuentro, te vas, con tu traje blanco y con tu melena al viento. Pero yo, con una mirada amenazante y certera te digo: “No pararé hasta dar contigo, maldita felicidad.”

Firmado: Tu desamparada amiga.

Mari Carmen Serrano.