Querida dama:
¿Por qué me haces esto? Desapareces cuando te viene en gana y luego, apareces sin avisar y lo haces, escondida tras las rendijas de mi ventana. Eres como el azúcar, disuelta en un mar de dudas, pensamientos innecesarios y demás tonterías, movida por los vientos de la tristeza. ¿No podrías quedarte conmigo para siempre?
Te busco pero no te encuentro, te vas, con tu traje blanco y con tu melena al viento. Pero yo, con una mirada amenazante y certera te digo: “No pararé hasta dar contigo, maldita felicidad.”
Firmado: Tu desamparada amiga.
Mari Carmen Serrano.
2 comentarios:
Bonito...
Gracias.
Mª Carmen (La autora del texto)
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